Qué dice la legislación mexicana respecto a la capacitación

En la actualidad, solo el 1% de las MiPyMEs mexicanas invierte sistemáticamente en capacitar a sus empleados. Ello es porque no perciben la capacitación como una inversión sino como un gasto o, aún cuando hay programas gratuitos ofrecidos por entidades gubernamentales, una pérdida de tiempo. Sin embargo, la capacitación laboral juega un rol fundamental para mantener a las empresas competitivas. Y además, la ley mexicana la considera parte de los derechos de cualquier trabajador.

Ya para la Organización Internacional del Trabajo (OIT) y para diversos organismos y expertos promueven la capacitación como un servicio esencial de desarrollo. Y refiriéndonos específicamente a la legislación laboral en México, la obligación de los empleadores de brindar capacitación y adiestramiento para sus empleados se encuentra contemplada en la fracción XXXI del apartado A, del artículo 123, así como en varios artículos de la Ley Federal de Trabajo (LFT).

En efecto, la capacitación laboral les sirve a las empresas para maximizar su productividad y rendimiento, invirtiendo en capital humano a la vez que fidelizando a sus trabajadores, reduciendo la rotación laboral y creando equipos más unidos. Pero además, la capacitación laboral tiene como objetivo garantizar determinados estándares de seguridad e higiene en el entorno de trabajo, mejorar el sentimiento de satisfacción de los trabajadores (reduciendo, de esta manera, factores de riesgo del tipo psicosocial) y optimizando el uso de los materiales, haciendo que la producción resulte más sustentable.

Sin embargo, cuando las empresas realizan la mínima capacitación necesaria solamente para cumplir con la legislación vigente, esto no redunda en una mejora de la producción. Para ello se necesita un programa sostenido y comprometido que valore la capacitación del personal de cada empresa como una inversión, y no como un gasto. Es un desafío que enfrentan las empresas, en especial las MiPyMEs.