La pandemia por COVID-19 en la que estamos sumidos desde hace más de seis meses, y que ha llevado a que se transformaran drásticamente las maneras de trabajar, de instruirnos y de relacionarnos, ha modificado en profundidad la comunicación. Esto ocurre tanto en el ámbito social como en el laboral y empresarial.
¿Qué recursos o estrategias podemos implementar dentro de este contexto para que la comunicación sea todo lo efectiva posible?
Ser relevante
Ya sea que se trate de planificar una clase online, de mantener una reunión de personal o de crear una nueva campaña publicitaria, hay que considerar el desgaste que produce la constante exposición a las pantallas. Por eso, más que nunca hay que procurar que los mensajes a transmitir sean claros y vayan al punto.
Favorecer la comunicación bidireccional
Para mantener una posición de liderazgo asertivo, es fundamental que nuestros interlocutores sientan que tienen su espacio de escucha y que sus aportes son fundamentales. El circuito comunicativo debe ser de ida y vuelta, ya sea con subordinados, estudiantes, o potenciales socios o clientes.
Valorar la innovación
Las videollamadas, las redes sociales y cualquier soporte que hoy nos permita seguir conectados en un contexto de distanciamiento social (y en algunos casos, de aislamiento preventivo y obligatorio) no deben ser meros sustitutos de la interacción cara a cara. Las nuevas tecnologías aportan posibilidades novedosas de transmitir mensajes, de enseñar, de intercambiar ideas. En lugar de conformarse con un reemplazo de la normalidad, pensemos en las ventajas que la nueva normalidad trae aparejadas: por ejemplo, normalizar las comunicaciones desde diferentes países o regiones, prescindir de los horarios estrictos, etc.
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